Los merengues caseros son dulces y livianos postres elaborados con claras de huevo batidas y azúcar, horneados hasta que se vuelven crujientes por fuera y suaves por dentro. Se pueden disfrutar solos o como topping en pasteles y postres.
Su versatilidad y textura delicada los convierten en una delicia popular en la repostería casera.
INGREDIENTES:
Antes de preparar merengues caseros, asegúrate de que los utensilios estén limpios y secos, ya que cualquier rastro de grasa puede afectar la textura del merengue. Además, separa las claras de huevo con cuidado para evitar que cualquier yema se mezcle, ya que esto también puede afectar la consistencia del merengue.
PREPARACIÓN MERENGUE CASEROS:
Precalienta tu horno a 100°C (212°F). Prepara una bandeja para hornear con papel pergamino o una lámina de silicona para hornear.
Asegúrate de que las claras de huevo estén a temperatura ambiente. Esto facilitará que se monten y aumenten su volumen.
En un tazón limpio y seco, agrega las claras de huevo y una pizca de sal. La limpieza del tazón es importante para que las claras se monten correctamente.
Comienza a batir las claras a baja velocidad, aumentando gradualmente a velocidad media-alta. Bate hasta que las claras estén espumosas y comiencen a formar picos suaves.
Con las claras aun batiéndose, agrega el azúcar granulado en forma gradual, aproximadamente una cucharada a la vez. Esto ayudará a que el azúcar se disuelva en las claras y a que el merengue sea más estable.
Sigue batiendo hasta que las claras estén brillantes, firmes y formen picos rígidos. Puedes agregar el extracto de vainilla en este punto y mezclar brevemente para incorporarlo.
Llena una manga pastelera con la mezcla de merengue. Si no tienes una manga pastelera, también puedes usar una cuchara para colocar montones de merengue en la bandeja para hornear.
Forma pequeños montones de merengue en la bandeja, dejando espacio entre ellos para que no se peguen al hornearse.
Hornea los merengues en el horno precalentado durante aproximadamente 1.5 a 2 horas, o hasta que estén secos al tacto y puedas despegarlos fácilmente del papel pergamino.
Una vez horneados, apaga el horno y deja que los merengues se enfríen dentro del horno con la puerta entreabierta. Esto ayudará a que se enfríen lentamente y evita que se agrieten.
Una vez que los merengues estén completamente fríos, puedes almacenarlos en un recipiente hermético para mantener su frescura.
¡Disfruta tus deliciosos merengues caseros! Recuerda que el tiempo de horneado puede variar según tu horno y el tamaño de los merengues, así que es importante estar atento para evitar que se quemen.