El romero, una de las hierbas aromáticas más preciadas de la cocina, tiene profundas raíces en nuestra tradición culinaria.
Su resistencia la convierte en una compañera ideal para el cultivo casero, pero saber cómo hacerla florecer puede intensificar aún más su aroma y belleza. En este artículo exploraremos los cuidados fundamentales necesarios para estimular una floración abundante.
Posición y Luz: El romero florece principalmente durante el invierno, y para que esto suceda con éxito es fundamental asegurar que la planta reciba luz natural directa. Sin embargo, es importante evitar la exposición prolongada al sol directo, ya que podría dañar las hojas. Un ambiente templado es ideal, pero el romero puede resistir los cambios de temperatura, aunque reacciona a las heladas.
Riego adecuado: el agua es fundamental para el romero, pero demasiada puede ser perjudicial. Riega la planta sólo cuando la tierra esté muy seca, y asegúrate de que la maceta tenga un buen drenaje para evitar el encharcamiento de las raíces.
Poda y Trasplante: Vigile atentamente el color de las hojas. Si empiezan a amarillear es el momento ideal para podar. Esta práctica estimula el crecimiento y mantiene la planta sana. Para el trasplante, opte por principios de primavera, asegurando un ambiente fresco y exuberante.
Posicionamiento estratégico: Coloca la planta cerca de una ventana que reciba luz natural, pero evita colocarla cerca de radiadores o aire acondicionado. Estos pueden afectar negativamente el crecimiento y la floración del romero.
Siguiendo estos cuidados podrás disfrutar del romero en flor, enriqueciendo tu hogar con su inconfundible aroma. Recuerda que estos consejos tienen carácter informativo e ilustrativo y no reemplazan el consejo de un profesional en caso de problemas físicos.