Los Premios Oscar de 1975 permanecen como uno de los capítulos más debatidos y recordados en la historia de Hollywood. A pesar de que han pasado casi 50 años, aquel evento sigue resonando tanto por su glamour como por los momentos cargados de controversia. La ceremonia de la 47ª edición, celebrada en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, ofreció un espectáculo repleto de estrellas, discursos políticos y anécdotas que aún hoy despiertan debate.
Entre las figuras centrales de la noche destacó Dustin Hoffman, nominado a Mejor Actor por su papel en Lenny. Conocido por su postura crítica hacia la industria, Hoffman calificó los Oscar como un espectáculo “grotesco” y “feo”, palabras que no pasaron desapercibidas. Bob Hope, uno de los presentadores, aprovechó el comentario para lanzar una broma sarcástica: “Si Dustin gana esta noche, George C. Scott recogerá su premio”, en alusión a la decisión de Scott de rechazar su Oscar en 1971. Aunque Hoffman no ganó, las indirectas y tensiones alrededor de su figura marcaron la velada.
Otro momento clave fue el discurso de Bert Schneider, quien recibió el premio al Mejor Documental por Hearts and Minds. En plena Guerra de Vietnam, Schneider aprovechó el escenario para leer un telegrama del embajador del Viet Cong, agradeciendo al movimiento antibelicista estadounidense. Este acto dividió a los asistentes: mientras algunos lo aplaudieron, otros, como Frank Sinatra y Bob Hope, lo rechazaron abiertamente. Sinatra incluso leyó un mensaje en nombre de la Academia, distanciándose de cualquier referencia política realizada durante el evento, lo que provocó críticas de otros artistas como Shirley MacLaine y Warren Beatty.
La noche no estuvo exenta de momentos de elegancia. La legendaria actriz Ingrid Bergman ganó el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto por su papel en Asesinato en el Orient Express. En su discurso, Bergman destacó que su colega Valentina Cortese merecía más el premio, mostrando humildad y generosidad. Este gesto fue interpretado por algunos como un intento de redimir su relación con la industria, tras el escándalo de su romance con Roberto Rossellini décadas atrás.
Sin embargo, no todo en la gala fue seriedad. Una de las imágenes más icónicas de la noche, que aún circula en redes sociales, muestra a Jon Voight y Raquel Welch en el escenario. Mientras presentaban el premio a la Mejor Fotografía, su elegancia fue capturada en una fotografía que se ha convertido en un emblema de aquella época. Welch, deslumbrante con un vestido rosa, y Voight, impecable en un esmoquin negro, representan el glamour de una era que muchos consideran perdida.
Sin embargo, esta imagen también ha suscitado críticas. Algunos usuarios en redes han cuestionado cómo Voight colocó su brazo alrededor de Welch, interpretando el gesto como incómodo. Aunque las opiniones están divididas, muchos defensores señalan que, en el contexto de la época, tal interacción no era vista como inapropiada.
Los Oscar de 1975 ofrecieron un equilibrio único entre elegancia y controversia, reflejando tanto el espíritu de una época como las tensiones sociales y políticas que marcaban el mundo. Hoy, esa ceremonia sigue siendo un referente de cómo el arte, la política y el espectáculo se entrelazan, generando un impacto duradero en la cultura popular.