Las discusiones sobre igualdad de género en el ámbito laboral han sido constantes a lo largo de los años, y recientemente una trabajadora en Australia ha encendido un intenso debate. La joven, que se desempeña en un oficio tradicionalmente masculino, cuestionó una regla que considera injusta y sexista: ¿por qué los hombres pueden trabajar sin camisa bajo el calor extremo y las mujeres no?
Shianne Fox, una paisajista de Sídney, se volvió viral tras compartir su indignación en redes sociales. En un video de TikTok, la joven expresó su frustración luego de que se le prohibiera quitarse la blusa mientras trabajaba a pleno sol, en un día que alcanzó los 40 grados.
«Todos los hombres aquí pueden estar sin camisa, pero yo tengo que seguir con la mía. Es un doble rasero, es sexista y estoy harta», exclamó en su video, destacando que el calor extremo hacía su jornada laboral aún más difícil. La trabajadora, conocida en redes como «The Bikini Tradie», argumentó que solo buscaba equidad en el trato, al igual que sus compañeros de trabajo masculinos.
Fox, quien a menudo usa bikinis mientras trabaja debido a las altas temperaturas, aseguró que su objetivo no es provocar controversia, sino generar un diálogo sobre la normativa laboral y la percepción social del cuerpo femenino. Según ella, si los hombres pueden desempeñar sus funciones sin camisa, no ve razón por la cual a las mujeres no se les permita hacer lo mismo.
Sin embargo, su postura ha sido recibida con opiniones divididas. Mientras algunos la apoyan y consideran que su reclamo es válido, otros creen que el vestuario en el ámbito laboral no solo se rige por comodidad, sino también por normas profesionales y de seguridad.
El video de Fox acumuló miles de comentarios en redes sociales. Muchos hombres respaldaron su postura con frases como «Es justo, que todos tengamos las mismas reglas» y «Nadie se va a quejar si haces lo mismo». Sin embargo, otros comentarios fueron más críticos, señalando que los códigos de vestimenta existen por razones que van más allá de la comodidad.
Incluso, algunas mujeres dentro del mismo sector laboral cuestionaron su mensaje. «Ella no nos representa», comentó una trabajadora del gremio, sugiriendo que el enfoque de Fox podría afectar la percepción de las mujeres en la industria. Otra profesional añadió: «Nosotras luchamos para ser reconocidas por nuestro trabajo, no por nuestra vestimenta».
Más allá del debate sobre el código de vestimenta, su caso ha puesto en el centro de la conversación una realidad innegable: las mujeres aún están subrepresentadas en oficios dominados por hombres. Según una encuesta de Deloitte en 2023, por cada 12 hombres en trabajos manuales, solo hay una mujer.
Fox, pese a las críticas, aseguró que seguirá defendiendo su postura y espera que su historia motive a más mujeres a ingresar a estos sectores laborales. «Si mi voz ayuda a que más mujeres se animen a entrar a la industria, entonces habrá valido la pena», afirmó.
Su caso deja abierta una pregunta crucial: ¿el debate debería centrarse en la igualdad en la vestimenta o en la lucha por una mayor inclusión de mujeres en estos ámbitos laborales? Mientras algunos discuten sobre las normas de vestuario, la verdadera batalla parece ser la presencia femenina en industrias donde aún son minoría.